Primera naturalista costarricense. Amparo López-Calleja
Gabriel Quesada Avendaño
Instituto Costarricense de
Ecología Aplicada
Resumen
Amparo López-Calleja Basulto, nace en Nuevitas,
provincia de Camagüey, Cuba, el 7 de agosto de 1870. Francisco,
su padre, junto con su hermano Manuel, lucharon por la independencia de Cuba
contra el imperio español, durante, la que se conoció como la Guerra Grande
(1868-1878). Tuvo que abandonar su país natal con sus dos hermanos a los tres
años de edad, ya que su vida estaba en
peligro, era el inicio de la guerra de independencia en Cuba. Creció, se educó
y desarrolló múltiples actividades sociales, políticas y científicas en Costa
Rica. Se involucró en proyectos públicos
y privados, como la creación de instituciones para proteger a los niños, los
enfermos y a los ancianos. Fue reconocida nacional e internacionalmente por su
interés en la historia natural y la orquideología. Desilucionada de la situación política de
Costa Rica, se trasladó a Honduras, donde continuó sus actividades sociales. Murió
en Tegucigalpa, el 20 de abril de 1951. El
legado biológico y social de esta
extraordinaria mujer la convierten en la primera naturalista costarricense.
Palabras claves:
Independencia de Cuba, actividades sociales, polítcas
y científicas en Costa Rica, orquídiología, primera naturalista.
Abstract
Amparo López-Calleja was born in Nuevitas, Province of
Camagüey, Cuba. August 7, 1870. Francisco, her father, and Manuel her uncle,
fought in The Ten Year War against Spain (1868-1878). Due to political reasons,
she left Cuba when she was three years old with her two brothers.because her
life was in serious danger. It was the beginning of the war of independence in
Cuba. She grew up and was educated in
Costa Rica where she performed a wide variety of social, political and scientific activities.
She created public and private institutions to protect children, ill and elder
people. Nationally and internationally recognized for her contributions to
natural history and orchidology. Disappointed from local politics in Costa
Rica, she moved and died in Tegucigalpa, Honduras on April 20, 1951. This
extraordinary woman is considered the first Costa Rican naturalist for her biological and social legacy.
Key words:
Cuban Independence, social, political and scientific
activities in Costa Rica, ochidology, first Costa Rican naturalist.
Amparo López-Calleja
Basulto, nace en Nuevitas, provincia de Camagüey, Cuba, el 7 de agosto de 1870. Su padre Francisco
López-Calleja Pereira cubano, hijo de Juan López-Calleja Menéndez-San Pedro y
de María Isabel Pereira Falcón, asturianos
que migraron a la isla de Cuba a principios del siglo 19. Su madre Trinidad
Basulto Aguiar también cubana, se había casado en primeras nupcias con su
hermano Juan Bautista López-Calleja Pereira, quién murió muy joven. Por eso, Amparo, tuvo dos hermanos mayores
por parte de madre, Aurelio y Alfredo.
Francisco, junto con su hermano Manuel, lucharon por la independencia de Cuba contra el imperio español, durante, la que se conoció como la Guerra Grande (1868-1878). Manuel fue reconocido en Cuba, como uno de sus héroes y mártires históricos. Posteriormente, Francisco, migró a Costa Rica, ya que no quiso vivir bajo la dominación que había combatido en la manigua camagüeyana, razón por la que adoptó Costa Rica como su segunda patria. José Martí en uno de sus escritos hizo alusión a Francisco, cuando afirmó “Allá del lado Atlántico por el río Matina, los plátanos son tan altos como la palma real, y es un cubano, que dio su sangre a Cuba, quien creía en la tierra amiga el platanal mejor” (Martí, 1992). Francisco se había comprometido con la independencia de Cuba en todos sus extremos, por lo que los jóvenes independentistas lo consideraron un patriota.
Amparo tuvo que abandonar
su país natal, a los tres años de edad ya que la vida de la niña estaba en
peligro, era el principio de la guerra de independencia en Cuba. Junto a sus hermanos
y José Encarnación, un negro que trabajó en las fincas de los López-Calleja,
partió rumbo a Jamaica. De Jamaica viajó
a Panamá, luego a Puntarenas y vivió por un tiempo en la ciudad de Alajuela.
Sus hermanos, Aurelio y Alfredo, montaron una panadería es esa ciudad con la
ayuda de Osbaldo Odio Boix, santiaguero, cubano que radicaba en Costa Rica
desde 1879 y que había migrado al país por la dura situación económica y
política que sufrió su familia,” después de la Guerra Grande (Obando, 2009).
Razón por la cual, las familias López-Calleja y Odio han tenido una relación de
amistad de muchos años, es especial entre mi padre Ricardo Quesada
López-Calleja, mi madre Margarita Avendaño Jiménez, Julieta Odio Cooper y su
hija Margarita Carazo Odio.
Francisco, su padre, en el
exilio, compró la finca Bonilla en el cantón de Turrialba. Puso en práctica su
conocimiento como agricultor y ganadero, y estableció un hospital donde
llegaban personas de todas las partes, en particular gente de bajos recursos
económicos. “Chico López”, como lo
llamaban sus amigos, se convirtió en hombre querido y popular en la zona. Murió
en la ciudad de San José, alrededor de 1915 (Gómez, 1924).
Amparo siempre mantuvo una
estrecha relación con los grupos independentistas de finales del siglo XIX y
funda el Club Revolucionario Femenino Cubano en Costa Rica, organización ligada
al movimiento de 1895, última etapa de la guerra de indpedencia de Cuba
(Caballero, 1982).
Es educada en Costa Rica,
Cuba y se graduó en las escuelas de alta cocina de Boston, Estados Unidos.
Regresa a Costa Rica en 1893 y se casa con José Cástulo Zeledón Porras, dos
años más tarde, el 8 de mayo de 1895. De
esta unión no hubo descendecia, por lo que ambos, cuidaron a sus sobrinos y a niños discapacitados, ya
que sus hermanos vivían en sus fincas, en la provincia de Cartago.
José Zeledón, uno de los
fundadores del Museo Nacional en 1887, fue el primer ornitólogo costarricense y
discípulo de Alejandro von Frantzius.
Zeledón había estudiado en el Instituto Smithsoniano, recomendado por su
mentor von Frantzius, junto a Robert Ridgway, otro importante ornitólogo
estadounidense. Además, Zeledón preparó
el terreno para que muchos costarricenses se formaran, en el Smithsonian, que
era la institución científica más importante de la época. José volvió a Costa
Rica con la expedición que organizó William Gabb en 1872 y fue nombrado el
zóologo de la expedición.
Alejandro von Frantzius
había fundado la Botica Francesa, en la cual estuvo involucrado el joven Zeledón. Posteriormente, la botica pasó a
manos de José, en compañía de Federico Hermann. La Botica Francesa, se
convirtió en una de las principales proveedoras de fármacos en Centroamerica (Savage, 2002).
Una anécdota interesante,
en relación con la forma como Zeledón administraba la botica, fue cuando un
cliente de Guanacaste, pidió un número de un hilo que no se conseguía en San
José. Al ser informado Zeledón por un empleado de la botica, éste le respondió,
si no existe en plaza, consígalo en Cartago, Alajuela o Heredia. El empleado de inmediato le respondió, la
cantidad es muy pequeña y costaría carísimo por tanta diligencia. José le dijo,
más caro le costaría a mi cliente si tuviera que venir a buscarlo y no existe
razón para eludir un servicio a esa persona. La botica Francesa no solo
producía sus medicinas, sino que fue un importante centro de salud para los
costarricenses.
La botica tuvo problemas
financieros en 1920. Sin embargo, Aurelio, el hermano mayor de Amparo, volvió a
Cuba y logró recuperar las fincas que los españoles les habían confiscado
durante la Guerra de Independencia. Con el dinero que vendió las fincas, salvó
La Botica Francesa de la ruina y continuaron favoreciendo a mucha gente con
sus medicinas.
Tres años después, José
realiza un viaje a Italia con su esposa y sobrinas, Adelia y Hortensia
López-Calleja Fuentes. José muere sorpresivamente en Turín, el 16 de julio de
1923, por lo que Amparo tuvo que asumir la conducción de la Botica Francesa y
continuar con el trabajo iniciado por su esposo (Diario de Costa Rica, 1923).
Siempre ayudó a los más necesitados desde la botica.
Presidió la Gota de Leche, institución creada para remediar los problemas económicos a niños
pobres y la Casa del Refugio, asilo de niñas huérfanas
e institución donde se enseñaba a las mujeres actividades para obtener un
ingreso y hacerle frente a sus necesidades económicas. Creó la Escuela de Artes
y Oficio, donde invirtió gran parte de su capital, para dar formación
especializada al obrero (Coto, 1951).
También formó parte de la
Junta Directiva del Patronato Nacional de la Infancia, donde dio una fuerte
batalla por los derechos y seguridad de los niños. Participó de forma conjunta
con uno de sus fundadores, Luis Felipe González Flores. Promovió dentro de la
organización, la incorporación de pediatras y psiquiatras para analizar los
casos de niños abandonados por sus padres. Fomentó la creación de un teatro
para niños en San José. Adquirió un terreno para construirlo, obra que no pudo
concluir.
Participó activamente en el
Reformatorio de Menores e impulsó la
educación formal dentro del reformatorio para que los niños pudieran
reincorporaranse a la sociedad. Durante tres oportunidades
propuso la creación del Hospital de Niños. La primera vez lo intentó con su
esposo José, para lo que asignaron un capital y establecieron procedimientos
para la administración del hospital. El intento fracasó por egoísmo de un
sector que no comprendió la trascendencia del proyecto. Sucedió lo mismo en
segundo intento y en la tercera oportunidad también fracasó a pesar de haber
comprado el terreno y depositar una suma considerable para su construcción.
Tuvo que abandonar la empresa porque faltó la cooperación de los organismos
correspondientes. Destinó todos sus esfuerzos
en la creación del Sanatorio de Niños Tuberculosos, donde logró concretar la
obra. Construyó una sala para las mujeres ancianas en lo que se conoció como el
“Asilo de Viejos”, ya que sólo existía una sala para hombres y no para mujeres.
Su generosidad también la manifestó en apoyo a El Soldati, la Maternidad Carit
y a los curas de San Bosco (Coto, 1951).
Se involucró activamente y
convirtió su casa en cuartel general contra la dictadura de los Tinoco. En
aquellos años, se encontraba en Costa Rica el general Manuel Chao, mexicano que
había combatido en la revolución mexicana con el ejército de Francisco Villa
(González, 2009). Conocedores de la trayectoria de Manuel Chao, un grupo de
costarricenses lo nombra jefe de las fuerzas revolucionarias contra la
dictadura. Muchos jóvenes costarricenses se unieron a la causa y la casa de
Amparo se convirtió en un importante centro de operaciones de jóvenes
revolucionarios. Víctor Quesada Carvajal, mi abuelo, conoció a Hortensia
López-Calleja Mora, mi abuela, en aquel particular momento en la historia
patria y fue uno de esos muchachos que se unió a las fuerzas de Chao. La suerte de Chao no fue la mejor, es
derrotado por la dictadura y muchos de los
jóvenes rebeldes, que estuvieron a su lado, fueron aniquilados, capturados y
encarcelados. Amparo continuó la lucha, a
pesar de haber sufrido vejámenes y pérdida de su capital. Una vez concluido el
enfrentamiento contra los hermanos Tinoco Granados, Joaquín asesinado y
Federico exilado en Francia, se le quiso reconocer su ayuda y compromiso. Amparo solo tuvo una frase “Se
salvó el país, eso es todo” (Coto, 1951).
Tuvo fincas en Paquita y
Parrita, antes de la llega de la United Fruit Company. Una vez que la compañía llegó a la zona, un
comisionista le propuso comprar sus fincas y ella las vendió en una suma
considerable (20 millones de colones). El comisionista le preguntó: Doña Amparo
que va a hacer con tanto dinero? Ella le
contestó de inmediato: Mire, voy a
devolver este dinero a los que ustedes se la quitan (Soto, 1976).
Se involucró intensamente
en actividades científicas, junto a su esposo José C. Zeledón, colectando aves
y plantas, en particular las orquídeas. Amparo despertó un profundo interés por la historia natural de
nuestro país y de Centroamérica. Su pasión por la biología le mereció
reconocimiento en los Estados Unidos y en Europa, razón por la cual se
convierte en pionera del naturalismo en Costa Rica. Financió a botánicos como,
Adolfo Tonduz (suizo) y a Carlos Wercklé (francés), quienes colectaron más
20.000 especímenes para el Herbario Nacional (Hammel et. al, 2004). Wercklé encontró gran cantidad de orquídeas en las faldas de
los volcanes, en particular una especie que descubrió en los bosques de La
Palma, en la Cordillera Volcánica Central.
Amparo envió al orquidiólogo alemán Rodolfo Schlechter una cantidad
considerable de esos especímenes que colectó Werklé y que fueron recibidas por el botánico entre
1921 y 1923, la cuales fueron descritas como Orchidaceae Amparoanae en su obra Additamenta ad Orchideologiam Costaricensem (Ossenbach, 2009).
Schlechter en reconocimiento a López-Calleja, bautizó a una de esas orquídeas
con el nombre de Amparoa costaricensis Schltr.
(Stanley, 1952).
La especie de Amparoa costaricensis, fue modificada a beloglossa por su relación con los
géneros Odontoglossum (Hammel, et. al, 2003).
Sin embargo, estudios genéticos recientes demostraron que el género Amparoa no podía separarse del género Rhynchostele, por lo que la especie es conocida hoy bajo el nombre Rhynchostele beloglossa, cuya
distribución biogeográfica se extiende desde el sur de México hasta Costa Rica
entre los 800 a 1 850 metros sobre el
nivel del mar (Ossenbach, 2009).
A pesar de que el género Amparoa
costaricensis desapareció de la
lista de especies de orquídeas, todavía existen algunos especímenes que
conservan el nombre de esta extraordinaria mujer, entre los que se encuentran: Cycnoches amparoanum, Dichaea amparoana,
Epidendrum amparoanum, Gongora amparoana, Isochilus amparoanus y Maxillaria
amparoana (Ossenbach, 2009). Después de la muerte de su
esposo continuó como miembro de la junta directiva del Museo Nacional entre
1924 y 1932, posteriormente se dedicó más a las actividades de beneficencia.
Desilucionada de la
situación política de Costa Rica, partió a Honduras invitada por el arzobispo
José de la Cruz Turcios y Barahona, donde continuó sus obras a favor de los más
necesitados. Murió en Tegucigalpa, el 20 de abril de 1951. Años más tarde, sus
restos fueron trasladados a Costa Rica.
Finalmente, el legado
biológico y social de Amparo López-Calleja Basulto la convierten en la primera
naturalista costarricense.
Bibliografía
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